Desde que el 7 de octubre los ataques de Hamás empezaron esta nueva guerra entre Israel y los palestinos de Gaza, medios y redes se han llenado de opiniones de todo tipo, la mayoría mostrando un apoyo más o menos ferviente por una de las dos partes, acusando a la otra de ser la única responsable del conflicto. También se han realizado todo tipo de análisis más o menos cuidadosos de los orígenes del conflicto, yendo muy atrás en el tiempo en el caso de algunas, quedándose más cerca en otras.
Quizás por eso puede parecer prescindible añadir otra opinión con este artículo, pero es pertinente porque quiere aportar un punto de vista bastante diferente a la mayoría de análisis que se han publicado: en concreto, aquí se propone mirar el conflicto como un sistema en el que israelíes y palestinos están inmersos en una espiral de acciones y reacciones que cada bando vive con mucha intensidad, totalmente pendiente de lo que hace el otro y reaccionando a la mínima ocasión.
Esto implica que la identidad de cada uno de los dos grupos está determinada por el conflicto que viven desde hace décadas, es decir, que viven en una interdependencia mutua y destructiva que ha ido progresivamente a peor, y en la que se han reforzado las tendencias más agresivas y radicales de cada uno de los dos bandos, Hamás por parte de los palestinos y los colonos ultranacionalistas por parte de Israel.

EL CONCEPTO DE CISMOGÉNESIS
Existe una herramienta metodológica que puede ayudar mucho a adoptar y profundizar en este punto de vista: el concepto de cismogénesis, propuesto hace casi 90 años por el antropólogo y pionero del paradigma de los sistemas complejos Gregory Bateson. La etimología de este concepto es diáfana: la génesis del cisma, es decir, el origen del conflicto, y permite ver a la mayoría de conflictos humanos graves como bucles en los que se genera una escalada progresiva de acción-reacción.
Es un punto de vista que permite remarcar el protagonismo del bucle del que forman parte ambos grupos humanos y sacarlo a ambos grupos por separado, porque de hecho son esclavos de una dinámica que los supera y los domina. Así, en estos procesos, el “otro” se convierte en una obsesión, y acaban pasando cosas y acaba llegando a situaciones que los afectados en el pasado consideraban imposibles e inimaginables.
Y las motivaciones, por muchos análisis que se hagan a posteriori, muy a menudo carecen de explicación «racional» posible, porque lo que más define los procesos de cismogénesis es la realimentación que encuentra cada parte en lo que hace y dice el otro, y que lleva a reaccionar, en una cadena de acción/reacción cada vez más agresiva y más puramente emocional.
DINÁMICA DE CAMBIOS GRADUALES QUE SE ACUMULAN
El concepto de cismogénesis permite ver que estos conflictos son graduales y sostenidos en el tiempo, por lo que llega un momento en el que no está nada claro cuando ha empezado todo. Además, las partes suelen acusarse mutuamente de ser los iniciadores y los únicos responsables del conflicto, y lo hacen aislando y magnificando los hechos y detalles que les dan la razón e ignorando o minimizando la importancia de los hechos y argumentaciones equivalentes que utiliza la otra parte.
Debido a la gradualidad, suele ocurrir que, hasta que el proceso no está bastante avanzado, las personas involucradas en él no llegan a ser conscientes ni de la gravedad a la que ha llegado ni de los cambios profundos que están sufriendo como sujetos debido a esta escalada en la agresividad. Adoptar el punto de vista que crea el concepto permite darse cuenta de que muchos tipos de conflictos individuales y colectivos graves comienzan así, por ejemplo separaciones matrimoniales y, también, bastantes guerras, sobre todo las civiles.
ISRAEL TIENE UNA POSICIÓN DOMINANTE SOBRE PALESTINA
Es un punto de vista que también permite precisar de forma bastante objetiva las responsabilidades de cada parte. Lo permiten las variantes de cismogénesis simétrica y cismogénesis complementaria: la primera es idónea para analizar los conflictos en los que las partes tienen una posición y una fuerza bastante equivalentes, de modo que ambas pueden aspirar a vencer al adversario; la segunda sirve para visualizar las dinámicas que se generan cuando una de las partes tiene una posición dominante, mientras que la otra queda limitada por este dominio.
En el caso que nos ocupa está claro que estamos ante una cismogénesis complementaria en la que el estado de Israel tiene una posición dominante, en buena parte debido al apoyo material y económico que ha recibido del extranjero durante décadas, principalmente desde Estados Unidos, que le ha permitido controlar militar y económicamente cada vez más territorio en detrimento de los palestinos y establecer un aparato institucional, económico y social de patrón occidental de bastante éxito, a pesar de los condicionantes le rodean.
Por su parte los palestinos, disgregados en territorios sin conexión directa y con un apoyo limitado que se puede calificar de asistencial, han quedado a merced de la voluntad del estado de Israel, sin un proyecto de futuro equivalente al de un adversario que, siempre que puede, impone el suyo en detrimento de los derechos de los palestinos, sin que la «comunidad internacional» haya sabido frenarlo.
IDENTIFICAR LOS PUNTOS DÉBILES DEL CONFLICTO
Pero al margen de definir las responsabilidades, el concepto de cismogénesis es un punto de partida idóneo para analizar los procesos dinámicos del conflicto e identificar los puntos y momentos en que la realimentación positiva se acelera, para evitarlos o mitigar su alcance y, también, los otros en los que se pueden introducir elementos que la frenen y hasta incluso que la reviertan.
Esto debe permitir construir metodologías alternativas a las que las organizaciones internacionales han utilizado hasta ahora, que ya han demostrado ampliamente sus limitaciones, y concentrar los esfuerzos en los puntos clave, con el objetivo de ir quitando protagonismo a las facciones más radicales de cada bando e ir dando a las menos radicales, siempre aprovechando estratégicamente las coyunturas que se van a conseguir.
En cualquier caso, el concepto también crea un punto de vista que facilita percibir el bucle que alimenta el conflicto y entender que su dinámica tiene un recorrido de muy larga duración que le confiere mucha inercia, lo que evidencia que es muy difícil y costoso de revertir. Es decir, que es como una madeja muy envuelta que, si se quiere deshacer, exige una paciencia casi infinita.
Especialmente porque el conflicto que nos ocupa es uno de los más endemoniados que hay ahora mismo en el planeta humano, agravado por la dimensión de guerra de religión que tiene, con dos confesiones cada una de la cuales con dimensiones que sobrepasan de largo los dos grupos humanos enfrentados y que dependen ambas de un único Dios omnipotente y absoluto que les otorga a los dos unos derechos sagrados irrenunciables y que, además, se supone que les defiende de manera mágica de los enemigos.
Esto se concreta con los apoyos exteriores que tienen los dos bandos, con Estados Unidos e Irán como las principales entidades políticas que se han volcado en un apoyo incondicional a sus protegidos, apoyo que ha agravado las dimensiones del conflicto, llevándolo a un nivel quasiplanetario.
¿CISMOGÉNESIS O FEEDBACK POSITIVO?
Ya para terminar, cabe decir que Bateson acuñó el concepto de cismogénesis antes de que los teóricos de la cibernética y de los sistemas complejos centraran este paradigma en el concepto de feedback, o retroalimentación, y cuando éste se consolidó, él mismo lo dejó bastante a un lado, sustituyéndolo por el de feedback positivo, es decir, la beligerancia y la agresividad entre las partes.
Pero el feedback positivo es un concepto útil para analizar cualquier tipo de proceso dinámico, sea en la escala física o química de la materia, sea en el funcionamiento de los ecosistemas vivos, o sea en las sociedades animales, entre ellas, evidentemente, las humanas. En este sentido, es más que deseable tener a disposición un concepto específico para analizar los conflictos humanos graves, para poder desarrollar metodologías alternativas para los procesos de resolución de conflictos.
Desde este blog hace tiempo que se propone recuperarlo con este objetivo, y se ha hecho aplicándolo al conflicto político entre las entidades España y Cataluña en varios artículos, y más recientemente en la guerra generada por la invasión rusa en Ucrania, podéis leerlos en los siguientes enlaces:
¿SABES QUÉ ES UNA CISMOGÉNESIS? ESTÁS VIVIENDO UNA DE GORDA
RUSIA Y UCRANIA ESTÁN VIVIENDO UNA ENORME CISMOGÉNESIS
Josep Maria Camps Collet