
Empezaré con una confesión: no tengo ni idea de cómo se generó el concepto de «greenwashing«, que se puede traducir por «lavado verde» o «lavado de imagen verde«, y que es la acusación que se hace desde sectores ambientalistas y ecologistas a las empresas e instituciones que, mediante campañas de márqueting y de relaciones públicas, quieren convencer a todo el mundo que tienen preocupaciones ambientales y que actúan en consecuencia, con productos y servicios con un bajo impacto ambiental, però que sólo quieren aparentarlo mientras continúan trabajando y produciendo como si no les importara lo más mínimo el impacto ambiental.
Es un concepto que funciona bastante bien pero que en realidad podría tener mucha más eficacia si se replanteara: el motivo es que el verbo «lavar» tienen connotaciones positivas. Es decir, que cuando lavas una cosa, la dejas «limpia», cosa que no queda tan lejos de los objetivos ambientalistas: «limpiar» la naturaleza. Visto desde este punto de vista, el uso del concepto «lavar» puede llegar a dejar la impresión subjetiva e inconsciente que, a pesar de todo, no es tan malo que las empresas hagan este esfuerzo de apariencia, porque al menos se esfuerzan un poco por quedar «limpias».
Pero la verdad es que lo que ocurre es lo contrario: no quedan más «limpias», ni tan sólo un poco, sino que se ensucian más, porque añaden una capa más de apariencia sobre toda su actividad y su imagen pública. Para connotar ésto se pueden utilizar otras fórmulas lingüísticas mucho más idóneas: la más clara quizás es la de «pintar«, de manera que el «lavado verde» se puede substituir fácilmente por el «pintado verde» o «greenpainting«, que se puede convertir en la etiqueta #GreenPainting.
La verdad es que poco rato después de acabar de redactar estas líneas he encontrado dos noticias en internet que usan literalmente la idea visual de «pintar de verde» acompañando la etiqueta #greenwashing:
Y la otra fórmula que también es idónea es la de «maquillaje«: de hecho estas empresas e instituciones se «maquillan» para parecer «ambientalmente amistosas«, y esconden su «suciedad ambiental» bajo una capa pública para aparentar «limpieza», pero sólo aparentarlo. En este caso, la formulación más óptima es «maquillaje verde«, y en inglés «green make up«, con la etiqueta #GreenMakeUp.
Las dos fórmulas aportan connotaciones «sucias» a quien se considere que utiliza estas técnicas de relaciones públicas y publicidad, cosa que puede ayudar a generar más rechazo y más presión, que son los efectos que buscan las entidades que utilizan el concepto de «lavado verde». Además, el cambio de un concepto a otro o a los dos alternativos dará una visibilidad extra a las entidades ambientalistas que lo hagan, que tendrán así la oportunidad de hacerse presentes en el espacio público para explicarlo.
En definitiva, lo que estoy proponiendo aquí es una acción relativamente fácil que puede tener un impacto muy alto en términos de percepciónl que p.
Josep Maria Camps Collet